GEOGRAFÍAS HUMANAS

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lunes, 4 de febrero de 2013

Esto no es lo que parece


El arte del disimulo, el poner cara de póquer para no desvelar tu estado, tu opinión o tus sentimientos, es algo que hemos practicado todos en algún momento de nuestra vida, incluso podemos darles algunos consejos o pautas posturales, gestuales y verbales para hacerlo de manera muy eficaz. Todos a tragar el anzuelo. La sofisticación en el poner cara de no haber roto un plato es directamente proporcional a la intensidad del hecho que se quiere evitar o negar. Maestros ha habido en la historia que por sus dotes en el arte del despiste, en el arte de Cúchares pero con un capote kilométrico. Pero el disimulo, el engaño…, toda esa colección de acciones para evitar que se conozca la realidad, disfrazarla, bien transformándola  o negándola, es cuestión de cronómetro, como anunciaba Lincoln “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. La negación de la realidad a veces se torna grotesca por lo evidente, aun así, incluso cuando la realidad te pilla en medio de la escena, hay quien mira a la cámara y dice aquello de “esto no es lo que parece”.

A un amigo mío mientras en su propia casa y cama y a escondidas de su mujer estaba entregado a la pasión con su amante, aquella los pilló “in fraganti” y la respuesta de él, abrazado a la tercera en discordia, fue “esto no es lo que parece”, negando la evidencia hasta el punto de que trata casi de alucinada a su mujer cuando le recuerda tan escabroso sucedido.

En esta España en la que vivimos el arte de la negación y del disimulo se ha convertido no en un arte, que es algo reservado para artistas, ahora es casi una asignatura obligatoria para cada ciudadano, un examen completo de hipocresía, mentira y un listado de a ver quien tiene la cara mas dura. Si podemos engañar en la declaración de la Renta, lo hacemos y lo contamos como una heroicidad, si se puede evitar pagar el IVA, se evita. Yo no me extraño que aparezcan casos de corrupción como los que cíclicamente aparecen en nuestro solar patrio, desde los casos muy multimillonario pero muy casposos a la vez tipo “Torrente” como el caso Malaya en Marbella con la Pantoja, el Cachuli y demás hermanos mártires, hasta el que afecta directamente a dos instituciones en las que se basa el sistema español: La monarquía y los partidos políticos. Por una parte ya no se trata de ir a cazar elefantes y después decir “lo siento mucho ya no lo voy a hacer más” que eso me decían mis niñas cuando eran pequeñas y no servía de nada. Ahora entre UrdangarinesInfantasMarichalares y la colección al completo de la Borbónica tradición, y que ya el personal no está para bromas, tienen a la institución monárquica mas proclive al chiste y al traje de rayas con la foto de perfil que a otros fastos. En segundo lugar, con el caso de la corrupción ligada al Partido Popular: cuentas en Suiza, financiación ilegal, sobres con sobresueldos en“B”, ahora parece que nos hemos caído del caballo, pero no, lo cierto es que era algo que nos podíamos imaginar, y es que el caso “Gurtell”  desde el principio pareció que podía convertirse en el “Waterlloo” de la derecha política española o por lo menos que puede recorrer ese camino. Las evidencias, los informes policiales, las confirmaciones realizadas por algunos dirigentes del PP, la confirmación de algunos empresarios de que efectivamente pagaban sus dineros a cambio de adjudicaciones de obras o servicios… ¿y cual es hasta ahora la respuesta? Pues eso “esto no es lo que parece” como cuando un niño se lo hace en lo alto y te mira fijamente sin mediar palabra, pero que si le preguntas si está hasta las trancas te lo niega con la cabeza. El “tancredismo" como máxima en el comportamiento.

Espero todavía la grandeza de que en un acto de lucidez se den cuenta de que esta vez no nos van a engañar a todos todo el tiempo y que reaccionen asumiendo lo que se ha hecho para poder acometer la tarea de regenerar la política de este país (aunque no solo la política) “también crece la rosa entre el estiércol” pero primero hay que asumir que es estiércol.

La ciudadanía empieza a estar desesperada tanto por la situación de crisis económica como por el hedor de la corrupción y la desvergüenza“Algo huele a podrido en Dinamarca” para Hamlet y en España se podría decir que por desgracia lo podrido se ha instalado entre nosotros desde hace demasiado tiempo, mucho antes de que Shakespeare la tomara con el país nórdico, y sin embargo todavía hay que seguir escuchando el espectacular esto no es lo que parece”.

La situación es insoportable y ya no solo bastan las modificaciones legislativas, esto es más profundo y sin querer parecer exagerado creo que a este país le merece la pena una catarsis en lo que de purificación tenía este concepto para Aristóteles en su Poética. Asumir que así no se puede seguir, que es un desgarro el ver como el nivel de vida de los españoles, en su calidad, en sus derechos, en sus perspectivas de futuro, es ahora bajísimo mientras a malhechores a los que se les pilla con las manos en la masa “las manos van al pan”, nos miren a la cara y con aspavientos y voz engolada nos digan: “esto no es lo que parece”

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