GEOGRAFÍAS HUMANAS

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lunes, 21 de enero de 2013

PARO, DESPILFARRO Y CORRUPCIÓN


     Estamos conviviendo en estos años de crisis y de recortes, los cuales nos retrotraen a situaciones ya vividas hace más de treinta años, con un invitado no por intuido menos molesto. La corrupción. El cóctel es explosivo, da toda la impresión de que se alimenta una situación con la otra, la corrupción genera más crisis y a mayor profundidad de ésta los niveles de corrupción se elevan. Esto es así, pero no nos engañemos, si como conclusión sacásemos que todo es producto de una concatenación de factores que el propio sistema provoca, error, de ahí a la parálisis complaciente va un solo paso. El paso de pensar que todo esto es coyuntural, cíclico y que por encima de las políticas, de las soluciones que apliquemos, es que nos lleguemos a creer que esto es un mal necesario de nuestra adscripción al mundo libre y a la economía de mercado. Una especie de fatalismo ancestral, determinismo político y social. Nada más lejos de la realidad, toda causa tiene un efecto y viceversa, y eso es bastante comprobable si analizamos como la adopción de determinadas políticas, y la puesta en práctica de determinados discursos han fortalecido o debilitado la profundidad de la crisis económica haciendo que esta se convierta, o no, en una crisis social, de sistema y de valores.

     El riesgo en la situación actual es elevado: más de seis millones de parados, aumento exponencial del número de pobres, laminación de la siempre imprescindible en el desarrollo de un país de la clase media, parálisis de la inversión, la vuelta de la emigración (ahora los más jóvenes y preparados)Si esto es de por si alarmante y crea un enorme desasosiego en la población, paralelamente vemos como desde casi todas las instancias y sobretodo desde la política el fenómeno de la corrupción se ha generalizado para desesperación de los que están haciendo unos enormes sacrificios en aras de la sacrosanta austeridad y toda esa letanía que si bien se puede entender y de hecho se entiende cuando hay una situación económica mala, como es el caso, es absolutamente indigerible cuando el desbordamiento de la poca vergüenza ha echado raíces en el solar patrio.

     Bancos despilfarradores a los que los ciudadanos salvamos con nuestros dineros para que después desahucien a los mismos que han hecho posible su salvación. Desfalcos multimillonarios en esas mismas entidades…casos como Gurtel, Campeón, EREs, financiación de Partidos, Malaya, Bárcenas, Urdangarines, Matas, sobresueldos, evasión de impuestos, mordidas espectaculares…y no se cuantos más por todos conocidos a los que haría que añadir la multitud de “pequeños casos” en un sinfín de municipios al calor de la reforma de la Ley del Suelo que promulgó Aznar en el 96. Y encima tenemos eso que románticamente hemos llamado“picaresca” pero que supone un fraude tan millonario que nos hace sonrojar del disparate “picaresco”, eso tan“español” de “con IVA o sin IVA” “con factura o sin factura”.

     ¿Se acuerdan del mantra del Partido Popular a mediados de los 90 para definir la gestión de los gobiernos socialistas? Paro, despilfarro y corrupción. Pues si en ese momento fue utilizado con acierto mediático y popular y con ciertas dosis de verosimilitud, no sé que tendríamos que decir ahora cuando soportamos seis millones de parados, despilfarros como esas obras caprichosas, ergo aeropuertos sin aviones, y en corrupción tenemos un muestrario tan amplio que el hecho que salgan dirigentes del gobierno a minimizar la circunstancia es cuando menos una provocación.

     ¿Está la democracia en peligro? Los menos interesados en que esto sea así somos las decenas de millones de españoles que aspiramos a vivir en un paísnormal, donde las dificultades se sorteen con mecanismos democráticos. A la democracia se la protege con más democracia, a los derechos de los ciudadanos se les protege con mas derechos, y a la política se le protege con una invasión de ciudadanía que no consientan que se busque la analogía fácil de confundir políticas nefastas con que la política no es necesaria y los políticos prescindibles (Ese discurso tan bien enlatado lo producen y replican precisamente aquellos que quieren ser los verdaderos políticos orwelianos de nuestro mundo, la famosa mano invisible que aspira a hacer política, pero la suya, aquella donde solo una elite es confiable siendo el resto meros receptores de lo que otros deciden, y eso viene ocurriendo para nuestra desgracia).

     Más democracia y más política y no mirar para otro lado mientras el discurso antidemocrático pero que cala en unos ciudadanos desilusionados, va ganando espacios en detrimento de los que corresponden a la libertad, participación, a la igualdad, por el contrario nos ofrecen (el dichoso mercado, los nuevos políticos sin política) un mundo en el que los poderosos serán más poderosos y los débiles más débiles.

     ¿Por donde empezar? Hay muchas cosas que hacer, muchísimas y todas necesarias para volcar esta situación, aquí me voy a limitar a señalar algunas que cuando menos puestas en marcha indicarían que se quiere ir apuntando en la dirección adecuada a favor de la inmensa mayoría de la gente.

     1.- Ley de Transparencia con todas sus consecuencias (en este sentido hace un mes pude leer el borrador del gobierno, y claro, no solo se queda corta sino que da la impresión que de manera implícita lo que se pretende conseguir es todo lo contrario de los que dice su título. Menos transparencia para lo importante y un reguero de burocracias para todo lo demás)

       2.- Nueva Ley de Partidos y de financiación de los mismos. Son los Partidos Políticos pilares básicos de la pluralidad de un sistema democrático por consiguiente a través de la Ley hay que promover su funcionamiento precisamente más democrático, más participativo y sobretodo con una exquisita clarificación de sus sistemas de financiación sujeta ésta al escrutinio público. (Otra cosa es la imperiosa necesidad de los propios Partidos en cambiar, adaptarse a los tiempos, dejar de mirarse al ombligo y convertirse en elementos de participación intra y extramuros y no solo en una maquinaria hoy por hoy bastante obsoleta que no da respuestas ni siquiera a su propia gente…pero eso es otra historia, ya llegaremos otro día a ella)

       3.- Eliminar toda tentación de volver a darle una vuelta de tuerca a la Ley del Suelo. Hay que impedir la especulación y la simiente de corruptela que se ha ido sembrando en nuestros pueblos y ciudades. Para ellotambién habría que redefinir de una vez por todas los modelos de financiación local que por insuficientes hasta el momento han hecho del ladrillo su principal fuente deingresos, y de ahí a la corruptela se ha llegado con relativa facilidad.

       4.- Clarificación de los sueldos de los políticos en todos sus niveles, número de asesores…unificación de esos sueldos, incluso hay quien en estos días ha apuntado a la creación de un contrato tipo para la política, no se si sería la solución pero algo hay que hacer para que la ciudadanía sepa a las claras lo que supone la dedicación a la política (No estoy seguro que se cobren en general sueldos espectaculares en política, lo que hay es mucha desinformación, poca transparencia y como se ha visto en estos días algunos aprovechados de cuello blanco y sobres oscuros. En mis tiempos como Delegado Provincial de la Junta de Andalucía tuve que enseñar varias veces mi nómina ante incrédulos que pensaban que ganaba una millonada, de hecho incluso soporte alguna campaña de alguna persona que insistía en publicar en su blog que mi salario era de 5000 euros mensuales cuando la realidad era la mitad. Ojo, y me consideraba bien pagado)

       5.- Agilización de los procesos judiciales en los casos de corrupción y de cierta alarma social. Clama al cielo el que ahora estemos conociendo sentencias de casos (como el de la financiación del socio democristiano de CIU) de hace mas de diez años. Esa agilización serviría no solo para que rápidamente se determinen las responsabilidades judiciales y los ciudadanos puedan tener clara la situación de que “el que la hace la paga” sino que también, y es necesario, se verificaría de manera más justa el derecho a la defensa de los encausados, acortando peñas de telediario, de banquillo o como se le quiera llamar.

     Son cinco de las muchísimas más que se me ocurren (ampliar plantillas y recursos en las Inspecciones de Hacienda, nuevos tipos penales…), mucho tienen que ver con legislar aunque hay quienes dicen que tenemos ya muchas leyes, las suficientes, yo no lo comparto, si así fuera muchas de las situaciones en las que vemos circular el problema de la corrupción sería otra, pero a partir de ahí, el esfuerzo más importante que hay que hacer es que esas leyes se cumplan y por tanto hace falta que cada uno de nosotros en su vida declare y practique como insobornables los valores de la honestidad y del bien común.

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