El Spaghetti Western fue un género o subgénero
de las películas de cawboys del oeste americano, el cual hizo caja
fundamentalmente en los años 60 y 70. Uno de sus directores más ilustres, sino
el que más, fue Sergio Leone que puso
su firma en cintas tan recordadas como “Por
un puñado de dólares”, “Hasta que llegó su hora” y muchas otras que le sitúan en el olimpo de
los directores más reconocidos, sobretodo por sus filmes rodados en el desierto
de Tabernas en Almería. A mi particularmente me gusta la película que
protagonizaron un trío inolvidable: Clint
Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, “El
bueno, el feo y el malo”…moortaaall!! Para mi gusto una buena cinta, una
buena banda sonora, un guión al pelo, buenos actores y un director inteligente
a la hora de manejar el rodaje de este tipo de películas.
En las
situaciones cotidianas, de relaciones
interpersonales, ya describí la semana pasada los estilos de liderazgo y su relación directa con los fondos y las
formas de comunicarse así como con
las reacciones psicológicas de empatía y
asertividad. Si tuviéramos que simplificar aún más de lo que lo hicimos y
tuviéramos que poner algún ejemplo claro de polos opuestos, me viene bien
acudir a esta película (más cine por
favor, como decía Aute) para señalar el
estilo comprensivo, prudente, tranquilo, soñador, voluntarioso, como el estilo del bueno, el estilo del
liderazgo buenista, eficaz para situaciones de no conflicto, de comunicación
efectiva pero con la pega, si es que la podemos denominar así, de ser una
comunicación que funcionan en ambientes que la propician. El líder tranquilo
que destaca más por como hace las cosas
que por lo que hace. En el lado opuesto esta el líder que vamos a llamar el
“malo”. Y si un malo consigue que
ese sea su atractivo, funciona. Lo imprevisible,
el descaro, el ego, el atrevimiento, el líder travieso con una confianza en si
mismo a prueba de balas. Su estilo opuesto al “bueno” es igualmente eficaz porque ofrece la otra cara de la misma
moneda, ofrece emociones dispares y compromete
la voluntad del interlocutor, cosa lo cual, que es muchas veces agradecido
por personas que prefieren no oponer resistencia ante las exigencias del “malo”
¿masoquismo? No, más bien necesidad de sentirse seguro y ya se sabe que en las
necesidades vitales la seguridad ocupa uno de los primeros escalones.
El bueno no
es un estratega, ni siquiera un táctico, pero enhebra sus objetivos con paciencia y de manera sutil,
sin prisas y casi de manera inconsciente. El malo es tozudo, táctico y enlaza sus objetivos desde la meta hacia atrás,
decide el resultado y desarrolla sus estrategias implacablemente a lo largo del
tiempo para como Casandra tener claro el
cumplimiento de su propia profecía. Como ya señalé en el anterior post, en
realidad no existen solo los blancos y los negros en la paleta de colores del
liderazgo, más al contrario el hecho de la multiplicidad
de estilos la determinan la multiplicidad de personan que ejercen ese
liderazgo y su influencia en los demás. Por otra parte, como en todo, nadie tiene un estilo puro sino una
mezcla que nos hace a cada uno único y especial (no me compares dice Alejandro Sanz).
¿No habéis
visto la película? Bueno, pues si no la habéis visto da igual, imaginaos la típica
producción donde como en la realidad tenemos los papeles del policía bueno y la
del policía malo, perfiles que independientemente de los resultados pueden ser
igualmente atractivos o eficaces, no en vano normalmente nos solemos
identificar con los dos perfiles en función del momento, hay veces que
preferimos el perfil del “poli” bueno pero en muchas ocasiones la pizca de
pimienta y atrevimiento del “poli” malo lo hace también deseable. No hay bueno
sin malo.
En política
es posiblemente el ámbito donde más se utiliza el término “liderazgo” o “líder” para señalar sobretodo a los
dirigentes de los partidos o gobiernos. El descrédito actual de la política ha
conducido irremediablemente al descrédito de la palabra líder asociada a la
misma... Hoy por hoy hablar de líderes políticos es casi una paradoja si
atendemos a lo que se escucha en la calle. Ya no hay policías buenos ni policías
malos, solo hay policías y lo malo se transforma de ser un estilo comunicativo
en maldad, concepto peyorativo el cual se les presupone a los políticos. En
esta circunstancia estoy muy de acuerdo con el expresidente de la Junta de
Andalucía Manuel Chaves cuando
desconfía de los discursos en los que por ejemplo hace un año culpaban de todos
los males de nuestro solar patrio a Zapatero
y ahora un año después con otro gobierno la culpa ya no es del que gobierna
sino la culpa por extensión es “de los
políticos”. Sobre esto se podría hablar mucho más a fondo.
Volviendo a
lo nuestro. Felipe González y Alfonso
Guerra representaron durante mucho tiempo en la política española los
modelos más claros del estilo del bueno y del malo tal y como lo estamos
considerando aquí (a veces en mis
ensoñaciones dudo de quien era el bueno y quien el malo), y sin duda los
dos fueron lideres admirados y seguidos cada uno con su estilo por miles,
millones de españoles.
Los que no
habéis visto muchas películas de Spaghetti Western tenéis un filón de perfiles
de la vida cotidiana y de estilos de liderazgos llevados a su máxima expresión.
Perfiles opuestos, personajes en las
antípodas unos de otros pero con una gran complementariedad y atractivo. Ah, se
me olvidaba, en esta película os preguntareis ¿Quién es el feo?...está claro,
el feo soy yo.
3 comentarios:
Bien Juan
Bien Juan
Tu eres el Bueno!
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