GEOGRAFÍAS HUMANAS

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sábado, 15 de septiembre de 2012

¡¡Las mujeres y los niños primero!!


En todo naufragio que se precie no debe faltar la voz del Capitán con eso de “las mujeres y los niños primero” (lo del crucero Concordia supongo que sería una excepción pues parecía que la frase más adecuada sobre la conducta de su Capitán fue la de “las ratas son las primeras en abandonar el barco”). El que las mujeres y los niños tengan que ser los primeros en evacuar no es baladí, son las mujeres quienes nos aseguran la supervivencia y rápida multiplicación de la especie, y los niños, en fin, los niños son los más débiles. Mujeres y niños, los más necesarios y a los que más hay que proteger. Mujeres que han sido discriminadas históricamente reciben el trato llamado de discriminación positiva, en este caso que nos ocupa cuando un barco se va a pique se les favorece entre los primeros a salvar.

En política el dicho “las mujeres y los niños primero” recuerdo que se utilizó literalmente una vez, con mucha gracia por cierto, cuando Alfonso Guerra ante las propuestas de cuotas para mujeres y para los jóvenes en el Partido Socialista y ante la petición  hecha por otros dirigentes de que se priorizaran en las listas electorales en lugares preferentes a estos dos segmentos, mujeres y jóvenes, Guerra hizo crítica ante esa situación diciendo  que “el PSOE cada vez se parecía más a un naufragio con eso de las mujeres y los niños primero”.

Bromas aparte, poner en marcha políticas de discriminación positiva a segmentos de población que no están en situaciones de igualdad con respecto a otros me parece decente, y de hecho la incorporación de mujeres y jóvenes a puestos de responsabilidad política tiene mucho que ver, sobretodo en el caso de las mujeres, a su lucha y reivindicación por supuesto, y a que como consecuencia de ello, sistemas como el de cuotas que más allá del debate que surge siempre en torno a este concepto, la realidad es que han impregnado la vida política poniendole un perfil más femenino, incluso en aquello lugares donde mantienen una posición muy combativa y negativa ante la discriminación positiva.

Concluyo, por tanto, que en un naufragio, el grito de “las mujeres y los niños primero” es necesario porque en buena lógica hay que intentar salvar en primer lugar a los que más lo necesitan y a los que más necesitamos, a los más débiles en definitiva…y sin duda cuando el barco se va a pique porque el Capitán y sus oficiales han dirigido el buque hacia las escolleras no puede ser que salvemos primero a éstos incluso a costa de ahogar a los demás. Esto no puede ser como en el Titanic que los de clase alta no solo tenían unos grandes, espaciosos y lujosos camarotes sino que incluso tenían la preferencia para salvarse.

…Pues si, supongo que están pensando lo que yo: En esta crisis económica se ha sustituido el grito de “las mujeres y los niños primero” es decir salvar a los más necesitados, por el de “los especuladores y  los ricos primero”.

Se tiene dinero para salvar a Bankia y a sus depredadores pero no se tiene para mantener intactas las prestaciones por desempleo. Se perdona el delito fiscal a los grandes defraudadores y a la vez se castiga a los trabajadores con estrepitosas bajadas salariales e injustificados despidos. Se facilitan nuevos negocios en la sanidad y la educación y se niegan medicamentos a los crónicos, se les retira la gratuidad a los pensionistas y se abandona la escuela pública para beneficiar el negocio de la privada. Se depaupera la Seguridad Social para favorecer el negocio de las aseguradoras privadas…

Esta es la realidad europea y sobretodo la española de los últimos tiempos y por lo visto lo que será la práctica per secula seculorum cambiando el paradigma de bienestar para todos a bienestar  para los que lo puedan pagar. Por eso el grito es el de “los especuladores y los ricos primero” salvarlos a ellos es salvarse entre ellos, si no ¿quien va a comprar bienestar que ellos mismos se venden? Eran los pirómanos y ahora son los bomberos, pero ojo bomberos para ellos, los demás achicharrados en la pira que nos han compuesto.

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