En todo
naufragio que se precie no debe faltar la voz del Capitán con eso de “las mujeres y los niños primero” (lo del crucero Concordia supongo que sería
una excepción pues parecía que la frase más adecuada sobre la conducta de su
Capitán fue la de “las ratas son las primeras en abandonar el barco”). El
que las mujeres y los niños tengan que ser los primeros en evacuar no es
baladí, son las mujeres quienes nos aseguran la supervivencia y rápida
multiplicación de la especie, y los niños, en fin, los niños son los más
débiles. Mujeres y niños, los más necesarios y a los que más hay que proteger.
Mujeres que han sido discriminadas históricamente reciben el trato llamado de
discriminación positiva, en este caso que nos ocupa cuando un barco se va a
pique se les favorece entre los primeros a salvar.
En política
el dicho “las mujeres y los niños primero”
recuerdo que se utilizó literalmente una vez, con mucha gracia por cierto,
cuando Alfonso Guerra ante las propuestas
de cuotas para mujeres y para los jóvenes en el Partido Socialista y ante la petición hecha por otros dirigentes de que se
priorizaran en las listas electorales en lugares preferentes a estos dos
segmentos, mujeres y jóvenes, Guerra hizo crítica ante esa situación
diciendo que “el PSOE cada vez se parecía más a un naufragio con eso de las mujeres
y los niños primero”.
Bromas
aparte, poner en marcha políticas de discriminación positiva a segmentos de
población que no están en situaciones de igualdad con respecto a otros me
parece decente, y de hecho la incorporación de mujeres y jóvenes a puestos de
responsabilidad política tiene mucho que ver, sobretodo en el caso de las
mujeres, a su lucha y reivindicación por supuesto, y a que como consecuencia de
ello, sistemas como el de cuotas que más allá del debate que surge siempre en
torno a este concepto, la realidad es que han impregnado la vida política
poniendole un perfil más femenino, incluso en aquello lugares donde mantienen
una posición muy combativa y negativa ante la discriminación positiva.
Concluyo, por
tanto, que en un naufragio, el grito de “las
mujeres y los niños primero” es necesario porque en buena lógica hay que
intentar salvar en primer lugar a los que más lo necesitan y a los que más
necesitamos, a los más débiles en definitiva…y sin duda cuando el barco se va a
pique porque el Capitán y sus oficiales han dirigido el buque hacia las
escolleras no puede ser que salvemos primero a éstos incluso a costa de ahogar
a los demás. Esto no puede ser como en el Titanic
que los de clase alta no solo tenían unos grandes, espaciosos y lujosos
camarotes sino que incluso tenían la preferencia para salvarse.
…Pues si,
supongo que están pensando lo que yo: En esta crisis económica se ha sustituido
el grito de “las mujeres y los niños
primero” es decir salvar a los más necesitados, por el de “los especuladores y los ricos primero”.
Se tiene
dinero para salvar a Bankia y a sus
depredadores pero no se tiene para mantener intactas las prestaciones por
desempleo. Se perdona el delito fiscal a los grandes defraudadores y a la vez se
castiga a los trabajadores con estrepitosas bajadas salariales e injustificados
despidos. Se facilitan nuevos negocios en la sanidad y la educación y se niegan
medicamentos a los crónicos, se les retira la gratuidad a los pensionistas y se
abandona la escuela pública para beneficiar el negocio de la privada. Se
depaupera la Seguridad Social para
favorecer el negocio de las aseguradoras privadas…
Esta es la
realidad europea y sobretodo la española de los últimos tiempos y por lo visto
lo que será la práctica per secula
seculorum cambiando el paradigma de bienestar para todos a bienestar para los que lo puedan pagar. Por eso el
grito es el de “los especuladores y los
ricos primero” salvarlos a ellos es salvarse entre ellos, si no ¿quien va a
comprar bienestar que ellos mismos se venden? Eran los pirómanos y ahora son
los bomberos, pero ojo bomberos para ellos, los demás achicharrados en la pira
que nos han compuesto.
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